jueves, 6 de enero de 2011

El apego en la primera Infancia.


El apego es el vínculo afectivo que un niño establece  normalmente con su madre, o la persona que le cuida (la abuela, el padre, la niñera). Desde su más tierna edad.  Esta persona le crea la seguridad,  el amparo y le atiende en todas sus necesidades tanto físicas o emocionales.  Dicen los expertos que; antes de nacer, el feto se encuentra en un medio donde tiene atendidas todas sus necesidades. Sin embargo, desde el nacimiento se siente indefenso y por eso reclama  necesita la atención de adultos que le cuidan.

A partir del nacimiento, debe generarse un vínculo entre la madre y el hijo que asegure la supervivencia del bebé. El bebé necesita una temperatura agradable, una atmósfera  estable,  alimento e higiene,  estimulación, juego, afecto y protección frente a los posibles peligros.

Desde que nace, el niño tiene un repertorio conductual que le permite llamar la atención de su madre y de quién le cuida (en caso de que no fuera esta). Como es el llanto,  para reclamar atención, comida, que le cambien, que le duele. Paulatinamente irá incorporando otros  gestos como la sonrisa, los gritos, los ruidos y la palabra, para  manifestar sus estados de humor.

El apego se va formando desde el propio nacimiento. El niño,  se da cuenta de los cuidados que recibe que  le permiten satisfacer sus necesidades tanto biológicas como afectivas,  las cuales no puede satisfacer por sí mismo.  A medida que va creciendo para va generando una imagen mental de sí mismo y de su madre.

Esta imagen mental se reforzará con experiencias repetidas hasta que se forme el estilo de apego. El  apego puede ser seguro o inseguro.

El apego seguro se caracteriza por una imagen positiva de sí mismo y una imagen de los otros –de la madre o del cuidador principal- también positiva. En este caso, el niño se siente querido y cuidado, y sabe que la madre no tardará mucho en atender sus necesidades.

Existen tres tipos de apego inseguros, que se forman en las situaciones siguientes:

- El apego rechazador viene dado por una imagen positiva de sí mismo pero una imagen negativa de los demás. En este caso, el niño ha aprendido que aunque es importante, no puede confiar en que será atendido convenientemente cuando reclame la atención de su madre.

- El apego preocupado, se caracteriza por una imagen negativa de sí mismo pero con confianza en su madre. El niño que ha desarrollado este estilo de apego siente que él no es importante y, sin embargo, confía en que será atendido por la bondad de su madre, no porque él se lo merezca.

- Por último, el apego temeroso,  surge en la situación en la que tanto la imagen de sí mismo como la imagen de los demás son negativas. El niño ha aprendido que no es importante y que tampoco puede confiar en que sus necesidades serán atendidas, lo que le lleva a pensar que no se merece esos cuidados o muestras de afecto y, por tanto, no quiere vincularse afectivamente con su madre.
En los primeros momentos de su vida, genera un  apego particular con la madre (o con la persona que le cuida) y esa vivencia  e  imágenes quedarán grabadas en su memoria y le llevará a lidiar en el futuro  con sus satisfacciones y insatisfacciones.

Las relaciones afectivas  que establezca en el futuro con los miembros adultos,  de su familia, los profesores, y con sus congeneres amigos, compañeros de infancia. Dependerá en gran medida de la calidad del vínculo afectivo que ha establecido con su madre o con los cuidadores en los primeros años de su vida. De ahí la importancia de dar todo el afecto y la protección al niño.

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